sábado, 10 de diciembre de 2022

¿Por qué Cooper, Foucault y Guattari?


Cuando nos preguntan por qué estos tres autores para Seminarios de Cátedras Libres, la respuesta es simple: porque son los únicos que siguen llamando a la 'rebelión'. Sus textos siguen tan presentes y actuales, como cuando fueron escritos, aunque el mundo haya cambiando.

Mucha de su obra es ignorada en las Academias y Universidades. Por eso por lo menos 2 de ellos no han querido ser docentes Universitarios. Sí han sido curiosos de viajar por el mundo, para poder seguir constatando sus teorías. Estan los viajes de Foucault y Guattari a Brasil por década de los 80 y los dos años que estuvo David Cooper en Argentina (a principios de los 70), cuando trajo sus ideas (adelantadas) de crear 'comunas psiquiátricas' fuera del manicomio y una red internacional donde estuvieran todos los trabajadores de la salud mental, junto a quienes están en los hospitales psiquiátricos y externados.

Fue el libro de 'Bifo' Berardi ('Felix'), quien me volvió a las lecturas de Felix Guattari. Luego pude encontrar el viaje a Brasil de 1982, donde se reunirá con trabajadores de la educación, de salud, psiquiatras, psicoanalistas, sindicatos, asambleas en barrios y pueblos. Ese libro que editó Suely Rotnik: 'Micropolíticas', es donde aparecen entrevistas a Guattari, y una que sorprende: el psicoterapeuta francés (autor con Deleuze de 'El AntiEdipo') entrevistando a Lula.

(Esta introducción, aparecerá en el artículo 'Cooper sin Laing, Guattari sin Deleuze' de Carlos Liendro)


 



miércoles, 8 de diciembre de 2021

Alfredo Moffatt: En el camino

 


Había conmovido a mucha gente por la redes un mensaje, tanto escrito como en un video corto, de Alfredo Moffatt, pidiendo ayuda. Estos dos años de pandemia nos tuvo a muchos incomunicados. No sabíamos mucho en qué andaban y qué estaban haciendo. Por eso el pedido de ayuda sonaba más apremiante, ya que era un pedido económico. La psi que me lo hizo llegar, hasta dudaba que fuera cierto. Pude rápidamente, por las tan usadas redes sociales preguntar lo de Moffatt. El mensaje era cierto y luego ese mismo pedido fue nota de varios diarios de Capital.

Lo había conocido gracias a Tato Pavlovsky. Cuando estuve como docente en su Instituto de Psicodrama, me había dejado su contacto. Llamé a su escuela (que es la misma en que está viviendo, por la avenida Rivadavia) y me dijo simplemente que fuera a verlo. Habrá sido por 1990. Me recibió en la cocina, mientras cocinaba algo, y por supuesto que me invitó a quedarme a comer. Comprobaba como he visto en mucha gente sencilla, esa necesidad de compartir, tratándote de un igual. Conversamos y me enteraba aún más de lo que había hecho en el Hospital Borda, del primer 'Bancadero' del que había tenido noticias en la democracia naciente (y por alguno de mis archivos conservo una entrevista, donde vi esa cara con anteojos, barba y pelo largo, como si fuera un hippie de los 60). Lo que más gracia me causó de ese primer encuentro fue que se sacó la dentadura postiza, y luego de comer y la dejo por ahí. Para mí era una manera de tantear al invitado; tal vez medir la clase de psico que tenía enfrente. Él no era un licenciado en psicología, era arquitecto. Se había formado en New York, cuando consiguió una beca para trabajar en los barrios negros del Bronx. De allí salió mucha de su Psicología Social. Toda esa experiencia de los 60 con los 'homeless' (podríamos decir 'los sin techo') la trajo para trabajar en los manicomios y los grupos, por los 70. 

Creo que dice- en esa entrevista- que cuando pasó lo de Malvinas en 1982 y se venía la democracia (la guerra a las que nos llevaron los milicos de la última dictadura asesina), empezó a ver como la gente seguía 'guardando' cosas, se le ocurre que había que buscar un lugar para escuchar y contener a la gente. De ahí una de sus técnicas de grupo en su Psicología Social. Cuando llamó a una 'patriada' como dijo para rearmar el 'Bancadero', estuvimos. Ya era por el 2009. Lo había visto en la Biblioteca Nacional, en una Jornada, donde le entregaron el premio al 'Colifato' mayor, que entrega el grupo de pacientes 'La Colifata' (en el Hospital Borda). Uno de los externados se acercaba con un trofeo invisible (como si fuera muy pesado) y se lo daba. A su vez Moffatt lo recibía agarrándolo con mucho cuidado. Una escena surrealista, donde todo el público estallaba de risa.

En el V Encuentro de Derechos Humanos y Salud Mental, el 20 de noviembre del 2021, en la ex Esma, le han dado un gran reconocimiento. Pude verlo, hablar con él. Estaba acompañado por su hija. No estaba solo ni abandonado (era como una sensación que teníamos al ver su pedido de ayuda). Salió ante el público que estaba afuera, para el cierre del Encuentro con todas las delegaciones del país que habían estado trabajando en talleres, y con su bastón y el ánimo muy alto les gritó: lean mis libros! Una ovación de alegría y agradecimiento se sintió en esos lugares lugares donde hubo tanta muerte.

Había realizado por aquellos primeros encuentros una entrevista filmada junto a alumnos del Instituto de Tato, eran psicos ecuatorianos, que luego siguieron en contacto con Alfredo. Fue lo primero que filmamos podemos decir. Aún sigo juntando material para un documental sobre su obra (y de la que menos contó de su experiencia en NY) que se llamará 'El último chamán'.

Carlos Liendro

(el autor de la nota obsequiándole al maestro un libro de su autoria: 'Un tal dr. Reich)

lunes, 15 de marzo de 2021

Hacia nuevas intervenciones en salud

 



Las inundaciones en Santa Fe fue una de las primeras experiencias más grandes que participé. Ya había estado en otras intervenciones de inundaciones en el GBA, pero no dentro de una organización civil de salud (Médicos del Mundo). Los conocía por mi paso en la Facultad de Medicina, donde estaban profesores de la carrera. El esquema de trabajo estaba basado en todos los protocolos sanitaristas de cuidados, con familias, niños y los lugares que se visitaron de la ciudad cuando las aguas iban bajando. Para tener un panorama de cómo estaba: era ver la cancha del club Colón (Él cementerio de los elefantes’,  decía en una de sus paredones), donde el agua llegaba a tapar el travesaño de los arcos. Era por el año 2003.

Por otro lado el ejército se encargaba de la logística y las ONG, organizaciones sociales (los que habían llamado piqueteros), estudiantes de universidades llegaban para ayudar. Nuestro trabajo consistió en atender problemas de salud, empezar una campaña de vacunación y ayudar al traslado de las familias una vez que las casas de sus habitantes fueran sanisadas (sus paredes, techos, tanques, patios). Al hablar con las familias, escuchábamos las crudas historias de la catástrofe, de los muertos que habían visto pasar arrastrados en el violento empuje de las aguas por las calles. Lloraban si recordaban lo que perdieron,  y se angustiaban al recordar a los viejos que vivían solos, y nos preguntaban si tal o cual estaba vivo.



Otro momento de intervención en Santa Fe, fue en la vieja estación del ferrocarril Mitre. Allí estaban familias muy jóvenes con niños que dormían en los vagones carga. Era como un campamento de refugiados que hoy vemos por las guerras en Oriente Medio. Pude conversar con una de las médicas que estaban en la organización y les plantee, que no era solo entretener a los chicos en juegos o dibujos (aunque eso los ayudaba un poco al sacarlos de los pasillos de vagones donde corrían); había que planificar una seria atención de las familias y de los niños con otras intervenciones. Hubo un intercambio de opiniones, y solo reconocían que no tenía nada para trabajar en algo grupal, en lo que conocemos como ‘Salud Mental’. Pero era más que esto. Era la ‘salud emocional’ (por las consecuencias que dejan estas catástrofes que no era solo una crecida del río) y por ende la salud colectiva de una población.

Si la epidemiología es tener en cuenta cuándo y dónde aparece una enfermedad, lo mismo sucede con las consecuencias y trastornos que quedan en la gente. Si bien Argentina (siguiendo con datos estadísticos) tiene uno de los más altos egresados de las facultades de medicina y psicología, profesionales per cápita para psiquiatría y derivados de atención psi, no tienen equipos de salud para atender la emergencia que aparece en el hospital público. Unos de nuestros déficits ya no es solo la mano de obra, sino una dirección en la planificación de las políticas de salud y especialmente de Salud Mental. Existen ya secretarias y organismos estatales que trabajan en adicciones y violencia, pero como sucede cuando se debe evaluar qué se logró en un período de tiempo, están fragmentados. No hay una unidad que puede dar respuesta integral. Se repite el modelo positivista cuantitativo. Se estudia un fenómeno de crecimiento por parcelas, pero no se lo interrelaciona con lo que sucede en la comunidad. Una comunidad que debe ser estudiada en su estructura cultural, social y política.

Lo triste de algunos programas que se han desarrollados en algunos municipios, es que con los cambios de gobierno (cada 4 años) se desmontada todo. No preguntan a su comunidad si ese programa de salud  ha servido. Un ejemplo fue en el GBA: algún centro de salud que trabajaba con un equipo interdisciplinario en violencia de género. A su vez tomaba el tema no solo desde la atención psi, sino desde los intersectorial. Trabajando con los sistemas de  Justicia y Educación. Toda una red que siempre hay que estar actualizando y volver a tejer. Las intervenciones terapéuticas eran grupales (grupos de mujeres, de mujeres con sus hijos)

Desde los 90 en nuestro país, como resultado del avance de hordas neoliberales- conservadoras, no solo fue el desastre económico que sembraron. Han dejando la cuestión de la subjetividad como eje central del individualismo: un ‘sálvese quien pueda’ o ‘si no puedes vencerlos, únete a ellos’, donde los valores de solidaridad los han querido hacer desaparecer. El enfrentamiento privado versus público es lo más claro. Las corporaciones médicas o de psicología han entrado en ese tipo de senda liberal: quién puede pagar se atiende, quien tiene una obra social: zafa. Si se compara con lo que están proponiendo sobre las vacunas la derecha política (de que la gente debe pagarlas y los que no pueden entran en un sistema ‘de ayuda de pobreza’ del Estado) se irá dejando a la población desamparada sin una salud emocional colectiva, para los tiempos que se vienen.

Carlos Liendro